28.5.06

DIARIO DE CAMPAÑA contre el libelo de EL CÓDIGO DA VINCI

DIARIO DE CAMPAÑA contre el libelo de EL CÓDIGO DA VINCI

19 de mayo:

Estreno de El Código da Vinci. Fuimos al cine Palafox de Madrid a repartir en la cola de la película. Repartimos unas 500 octavillas y sólo tiraron unas 10. Las demás las leyeron con interés. No hubo incidentes y no se nos impidió repartir. Se nos invitó a ver la película por parte de los patrocinadores del pase, que habían regalado entradas a muchos de los presentes: Páginas Amarillas. Parece que hay empresas que están regalando entradas y promocionando la película, entre ellas también Movistar. Hoy hemos ido a protestar por ello y a realizar una portabilidad de nuestros móviles de Movistar (cambiar de operador) en protesta por su publicidad y promoción institucional de la peliculita. Recomendamos que todos los católicos hagan boicot a las empresas que promocionan la peliculita, informándoles de ello.

Después de ver ese engendro diabólico, enviamos una carta a los Medios y pusimos en marcha la campaña nacional de ACCIÓN RÁPIDA por Internet.

26 de mayo (viernes):

Reparto en el cine Palacio de la Música de Madrid. Hubo poca gente en el pase de las 10 y repartimos sólo unas 150 octavillas. Una señora se interesó y entablamos una conversación sobre “¿qué es la verdad?” con su compañero.

27 de mayo:

Hoy hemos comprobado que España es un territorio sin Ley. Hemos pretendido ejercer nuestro derecho constitucional a la libre expresión y hemos visto que no existe. La libertad de expresión sólo rige para los calumniadores, los terroristas y demás morralla, pero la gente honrada no nos podemos expresar. Se nos ha prohibido repartir nuestra información en dos lugares públicos donde se estaba proyectando la película, alegando que “está prohibido repartir publicidad” en centros comerciales. Al decirles que no era publicidad, se sacaron otra carta (marcada) de la manga, alegando que cada uno en su casa prohibía lo que quería. A eso les contestamos que esa casa era también nuestra, porque su “casa” estaba en España, que es mi casa también, y que aquí rige una ley para todos, que se llama Constitución y que garantiza la libertad de expresión. Que si querían saltarse las leyes de nuestro país, que se llevaran su Vaguada y su Equinoccio a Haití. Nos han amenazado con llamar a la policía, lo que les hemos agradecido, para averiguar por su boca si la Constitución regía en ese lugar de España y qué ley estábamos infringiendo. En la Vaguada esperamos casi una hora sin éxito y nos tuvimos que ir sin ver a la policía, pero en Equinoccio fueron más diligentes y se personaron al poco rato de seguir repartiendo. Les dimos una octavilla a cada uno, que leyeron con atención y nos dijeron que no veían que hubiera motivo de denuncia. Tuvimos una charla amistosa en la que les expusimos nuestros motivos y contestamos a sus preguntas, entre ellas si éramos de alguna asociación. Les dijimos que sí, que de la Iglesia católica, que tenía mil millones de asociados. Quedamos tan amigos.

En el reparto obtuvimos apoyo de algunas (pocas) personas que habían recibido la octavilla, entre ellos varios jóvenes. Algunos la rechazaban y otros nos rebatían maquinalmente con su relativismo moral (“nadie está en posesión de la verdad”). A eso damos diversas respuestas, entre ellas que “Yo sí. Yo sé seguro que ahora es de día… o de noche. ¿Vd. no?” O “de toda no, pero de parte sí… lo suficiente para saber que el CdV es todo mentira” etc. Y se quedaban callados.